A estas alturas, ha quedado patente que los Juegos Mediterráneos 2017 han sido y son un proyecto sólo del Alcalde Ballesteros. No son unos juegos de la ciudad dado que ésta no ha participado ni tiene la información de cómo van las cosas. y seguirán siéndolo si no hacemos nada para evitarlo, una gran tomadura de pelo.

Los Juegos Mediterráneos Tarragona 2017 son el único eventos deportivo internacional en toda la historia que se pospone, y no sabemos exactamente los por motivos, pero que no tienen que ver con hechos de fuerza mayor imposibles de predecir, como conflictos bélicos o catástrofes naturales.

Con el aplazamiento ha quedado claro de una vez por todas más que hasta ahora, sólo se ha engañado a la ciudadanía, en cuanto constantemente, de forma pública, en medios de comunicación y plenos municipales se nos ha dicho que no había problemas de ningún tipo más allá de Madrid. Parece ser que falta dinero, y esperamos que el Alcalde tenga cordura para no endeudar más a la ciudad en un juegos que solos, la ciudad de Tarragona no puede afrontar. La realidad, sin embargo, es que este aplazamiento es fruto de la incompetencia del gobierno local, que en cinco años no ha querido afrontar la falta de financiación de su proyecto estrella. En Tarragona tenemos demasiado precedentes de despilfarro de dinero público en proyectos condenados al fracaso: el parking Jaume I o las obras faraónicas del Mercado central no deben caer en el olvido.

Lo peor de todo es que estos Juegos Mediterráneos siempre han sido un proyecto de élites que no tiene ningún beneficio para la ciudadanía, en ningún caso plantean la solución a ninguno de los problemas que Tarragona tiene sobre la mesa, y ocultan a la ciudadanía las carencias de financiación real.

A estas alturas, seguimos sin saber cuántos puestos de trabajo se generarán, qué infraestructuras quedarán después del evento deportivo y cómo se gestionarán, qué repercusión económica tendrá para la ciudad. Y al mismo tiempo, desconocemos de dónde saldrán los millones de euros que se esperaban conseguir de patrocinios privados, y que aún no se han recabado, ni se recaudarán. Humo, nos venden humo de un proyecto derrumbado, porque se ha confiado todo a la improvisación, a la providencia y la fe en que las cosas saldrán bien.

Recordemos que la principal reclamación de inversión que hemos desde Tarragona a la Generalitat es que destine 15 Millones de euros para construir un palacio de deportes, cuando tenemos escuelas en barracones, un hospital público que necesita mejoras estructurales importantes, o una inversión en planes de barrios que los dignifiquen.

El Ayuntamiento está focalizando su política en sacar adelante lo que consideran su proyecto estrella obviando que lo que necesitan los diferentes barrios de la ciudad son inversiones que los revitalicen y que están relacionadas con lo cotidiano: arreglos, alumbrado, adecuación de espacios de ocio, mantenimiento de zonas verdes, rehabilitación de edificios, mejora de las conexiones entre los diferentes barrios y también con el centro, etc. Por poner un ejemplo, sorprende la contradicción que se desprende del hecho de que en una ciudad donde se ha de celebrar una competición deportiva internacional con el pretexto de fomentar el deporte de base, la mayoría de escuelas públicas no dispongan de infraestructuras donde practicarlo …

No sabemos qué coste económico nos comportará para los tarraconenses estos juegos, pero tampoco sabemos qué coste social tendrán, pues lo que se está planteando por parte del gobierno tripartito es aprovechar este evento para privatizar la gestión deportiva que hoy es pública, con los consecuentes agravios para la población.

Han tenido cinco años para demostrar con la práctica, que eran capaces de sacarlo adelante y también para mostrar que se pretendía con este evento. Lo que hemos visto ha superado las peores expectativas: ni son capaces de sacarlos adelante solos ni están orientados a dar respuesta a las necesidades prioritarias de Tarragona.

Por todo ello decimos:

No avalamos los Juegos del Mediterráneo 2017 o 2018.